"La disparidad entre los sueños y la realidad no produce daño alguno, siempre que el soñador crea seriamente en un sueño, se fije atentamente en la vida, compare sus observaciones con sus castillos en el aire y, en general, trabaje a conciencia por que se cumplan sus fantasías. Cuando existe algún contacto entre los sueños y la vida, todo va bien." (V.I.Lenin, 1902)



martes, 9 de noviembre de 2010

A ellos les llega la muerte sobre sábanas de seda, a nosotros no...

Comparto un escrito de una compañera, Valeria:



Disfruta del roce suave de las sábanas limpias, caras, únicas. Siente la temperatura perfecta.
Mira los colores de su habitación privada, embriagándose de tanto cuidado, de tanto bienestar material. Espera la muerte tranquilo, plácido, feliz.
Se llama Nestor Kirchner.
Se llama Massera.


Él corre, grita, escucha las voces desesperadas de sus compañeros, siente calor en el estómago, la temperatura de su cuerpo sube, sube, sube, no hay colores, no puede ver nada, lo roza el aire pesado y cruel del mediodía en las vías del ferrocarril, su cuerpo va perdiendo fuerza, intenta seguir corriendo pero no puede, ya no puede, cae, se derrumba de un golpe en el suelo, ¿qué pasa?, ¡¿qué pasa?!, ya no oye gritos, no puede moverse, el dolor inunda todas las fibras de sus músculos, la panza llena de sangre se le endurece, los pulmones se achican, su cerebro no controla ya a su cuerpo, el pis moja los pantalones de jean, sucios, rotos. Se va.
Se llama Mariano Ferreyra.
O Fuentealba.
O los tantos otros que esta clase social, que muere impune y entre flores, nos viene robando desde hace años a los revolucionarios.



Quizá sea por eso que una lee estas noticias y siente cómo se le van erizando todos los pelos del cuerpo.
Porque a ellos les llega la muerte sobre sábanas de seda. A la hora que quieren. Como quieren.
A nosotros no.

Pequeña diferencia...

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