"La disparidad entre los sueños y la realidad no produce daño alguno, siempre que el soñador crea seriamente en un sueño, se fije atentamente en la vida, compare sus observaciones con sus castillos en el aire y, en general, trabaje a conciencia por que se cumplan sus fantasías. Cuando existe algún contacto entre los sueños y la vida, todo va bien." (V.I.Lenin, 1902)



lunes, 8 de noviembre de 2010

¿El “entusiasmo” kirchnerista o el contagio de las derrotas?

En sintonía con mi post anterior, una compañera, Virginia, me envía una colaboración:
 

Esta claro que lo novedoso este año en la escena política nacional ha sido la irrupción de miles de jóvenes a la vida política que no sólo lucharon en defensa de la educación pública, sino que se organizaron en asambleas masivas, votaron la toma de colegios, facultades, ganaron las calles como hace años no ocurría el último 16/9, enfrentándose al gobierno de Macri y de CFK.

La juventud ha salido a las calles a denunciar problemas estructurales, consecuencia de la dictadura y del menemismo, que el kirchnerismo no ha revertido en sus 7 años de gobierno, con un 6% del PBI. Es que esas no son armas.
 
Primero fueron los secundarios poniendo en el tapete la crisis estructural de la educación, como el asesinato del joven Mariano Ferreyra ha puesto en el centro de la escena la precarización laboral y la tercerización, que la burocracia empresaria defiende con balas.

El alto nivel de politización juvenil, una “politización organizada” en torno a masivas asambleas, sumado al asesinato de Mariano y la repentina muerte de NK, abrió un debate estratégico sobre el rol de la juventud, la política, la militancia y sus ideas.

No se puede negar la afluencia de miles de jóvenes al velatorio de NK, como no se puede negar los miles de jóvenes que se han ubicado a la izquierda del gobierno, en los conflictos estudiantiles como en la marcha posterior al asesinato de Mariano.

De fondo hay un debate entre quienes queremos desplegar la potencialidad de la juventud en una perspectiva revolucionaria, y entre quienes intentan ponerle un chaleco de fuerza a la virulencia política que puede desarrollar la juventud politizada.

En 1938, Trotsky le escribía a la Conferencia de la Liga de la Juventud Socialista, que “sin sacrificios heroicos, valor, decisión, la historia, en general, no progresa”. ¿Cuáles son entonces hoy en día esos "sacrificios heroicos" por los que vale la pena que la juventud se organice?

La juventud puede abrazar el corto horizonte de las aspirinas, que nos pueden sacar el dolor de cabeza, pero no curarnos la migraña. La juventud puede abrazar el inmediato horizonte de llenarse la boca hoy, para tener hambre mañana. Puede buscar atajos, y creer que transita el camino corto, cuando en verdad opta por el camino del letargo. Puede ante la desesperada imagen de lo que la realidad es, intentar tapar con diarios, el calvario de lo profundo. Pero puede, peor que nada, ser utilizada como el manto, de quien cubre con una cara fresca el rostro del enemigo.

El “entusiasmo” de los blogueros K y 678 televisivos y gráficos de P12, por la juventud que salió a las calles a velar a NK, encubre un profundo escepticismo que generaciones que han sido protagonistas en el pasado, quieren contagiarle a la nueva juventud que no ha respirado aires de derrotas. No es sólo el escepticismo de bregar por la “miseria de lo posible”, sino el escepticismo profundo sobre los “sacrificios heroicos” que la juventud puede dar. Quieren trasmitirle su deriva estratégica de los años 70, que auguraba (y augura) la conciliación de clases, para que los nuevos jóvenes se empapen de un conservadurismo político, que actúa limitando los horizontes revulsivos.

Los jóvenes ubicados en la vereda de en frente de los que colocan el coto, tenemos un desafío contra el tiempo. Mientras maniobran para embellecer a la burocracia empresaria y asesina, poniéndoles por delante un joven vestido de primavera, tenemos que desnudar a quienes desenfundaron las armas contra Mariano, intentando herir de muerte, sin éxito, a la juventud revolucionaria que elige cada día los “sacrificios heroicos” en la primera fila junto a los trabajadores. Hoy la propia historia nos exige más. Aunque hayan intentado matar el ejemplo de militancia de Mariano, a nosotros no nos cabe el traje del escepticismo que sacaron de los placares de las derrotas. Los “sacrificios heroicos”, por el contrario, exigen superar las derrotas con lecciones estratégicas, sobre lo que faltó y sobró, en los años donde florecían oportunidades para avanzar hacia la revolución. Los “sacrificios heroicos” hoy pasan por quitarnos el bozal, romper el escepticismo sobre lo que podemos dar, entrelazarnos con los trabajadores combativos, y vengar a Mariano con cada nuevo joven que abrace la revolución. De lo contrario: “la historia, en general, no progresa”.

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